Caída libre

Ayer fue un día extraño. Empezó como otro más. Pero según fue avanzando yo me notaba más sensible. No le di importancia.

Sólo un detalle, un mínimo detalle, casi a última hora, desató la tormenta.

Me rompí. Del todo. Todo el esfuerzo de los últimos meses por intentar sacar la cabeza del agua se fue al traste. Me hundí del todo. Lloré lo que no está escrito. Me desesperé. Volví, en un abrir y cerrar de ojos, al punto de partida.

Todo lo que creía haber conseguido, todo lo que creía estar superando, todo estos meses de lucha, se desvanecieron en apenas un instante.

Ya no es el hecho del tiempo, del esfuerzo, de volver al mismo pozo. Es el hecho de caer, de intentar resistirme a algo con lo que sé que no puedo.

La situación es la misma y no tiene pinta de cambiar, al menos, no a corto plazo. Si yo suelto una pluma en medio de un huracán, no puedo esperar que se deposite suavemente en el suelo. Tendré que esperar a que cese el viento o cambiar de lugar, a otro en el que el tiempo esté en calma. Creo que igual me sucede a mí. No puedo cambiar, si no cambio todo lo que no funciona en mi vida. Y, ahora mismo, es prácticamente imposible.

Estoy cansada de pelearme contra un muro que no va a desaparecer. Estoy cansada de levantarme cada día para enfrentarme con un nuevo día que no he pedido. Estoy cansada de ser yo.

Me he roto de nuevo y sólo yo sé lo que me costará volver a recomponerme, si es que lo consigo.

Como una rosa

Como el suave aroma de una rosa,
como la dulce caricia de sus pétalos,
como el intenso color del rosal,
así seré cuando me abraces,
suave, dulce, intensa.
Más si me haces daño,
no te extrañe encontrar
también en mí espinas...

Beso

Un beso disuelto en el viento.
Un amor diluido en el tiempo.
Dos labios se alejan
y un corazón se rompe.
Momentos efímeros que van y vienen, sin procedencia y sin destino.
No los dejes escapar, sujétalos, disfrútalos, reténlos en la memoria.
Retazos de ilusión que dibujan la felicidad.
Tu y yo.
Dos.
Uno.
Ninguno.


Ninguno.
Uno.
Dos.
Tu y yo.
Retazos de ilusión que dibujan la felicidad.
No los dejes escapar, sujétalos, disfrútalos, reténlos en la memoria.
Momentos efímeros que van y vienen, sin procedencia y sin destino.
Un corazón se rompe
y dos labios se alejan.
Un amor diluido en el tiempo.
Un beso disuelto en el viento.

Vivir

Hasta lo más pequeño se aferra con fuerza a la vida. Una pequeña luz o una rendija abierta es más que suficiente.

Mi vida es como un puzzle

Mi vida es semejante a un puzzle. Cuando abres la caja te encuentras con un montón de piezas inútiles que carecen de sentido. Trozos, partes que no parecen tener nada que ver las unas con las otras. Las miras y piensas que no lograrás hacer nada con ellas. Parece imposible colocarlas todas y que formen algo coherente.

Pero decides sentarte ante ellas y buscar alguna que te dé la clave. Revuelves el montón, fijándote atentamente para no pasar de largo aquella que te ayudará a enmarcar a todas las demás. Coges tu primera pieza, aquella que tiene algún borde liso y la apartas del conjunto. Y continúas así con otra y otra más. De pronto, sin esperarlo, encuentras una esquina y te alegras, porque parece que ya hay un referente que, a partir de ahí, otras podrán encajar. Y más animada sigues buscando y apartando piezas.

Cuando crees tenerlas todas empiezas a buscarles un sentido, ya empiezan a encajar. Luego, una vez hecho todo el borde, vuelves a sumergirte en el montón de piezas variopintas y comienzas a separarlas por colores, por trazos… por algo que las distinga de las demás.

Y así, poco a poco, todas van encontrando su sitio, ubicándose con mayor o menor esfuerzo, dedicándoles a unas más tiempo que a otras, que parece que se esconden a propósito para que no las encuentres.

Pues así creo también que es mi vida, un caos tremendo que parece que no va a ningún lado. Pero, tal vez, si consigo detenerme el tiempo suficiente, si consigo frenar esta cabeza loca, podré ver esas piezas que formarán el borde y que me ayudarán a materializar todas esas ideas y sueños que aún no tienen forma. Y seré capaz de actuar y tomar decisiones, sin quedarme paralizada ante lo grandioso de la empresa.

No, no tengo que decidir hoy el resto de mi vida, simplemente tengo que llegar al final del día con la cabeza alta, dejando hecho aquello que quería hacer, habiendo sonreído al menos una vez, recordándole a alguien que le quiero, (porque no siempre estarán ahí para decírselo) y con la mente limpia y libre para poder descansar tranquila al llegar la noche.

Mi vida es como un puzzle y nunca he empezado uno y lo he dejado a medias, así que espero poder hacer lo mismo con mi vida. Encontrar la primera pieza cuesta pero, una vez localizada, todas las demás la seguirán.

Es la hora

Es la hora. La hora de la acción, de la libertad, del amor.
Es la hora de desplegar las alas y volar.

Ahora es la hora.

La hora de romper las cadenas. De gritar alto y claro que ya es suficiente. Que ha llegado la hora.
La hora de sentir, de soñar. De respirar a pleno pulmón. De danzar bajo la lluvia.

Es la hora de sonreír, de disfrutar, de actuar. De llevar a cabo esos planes que siempre se dejan para después.
Es la hora de escuchar, de acompañar, de ayudar y también de hablar, de tomar decisiones, de reclamar.

Es la hora, en definitiva, de ser yo misma. De hacer lo que quiero hacer. De luchar por conseguir mis propios sueños. O de soñar, simplemente. De tomar las riendas de mi vida. De dejar de dar explicaciones. De decidir, le guste a quien le guste y le pese a quien le pese.
Por fin ha llegado el momento.

Es la hora.

EL TIEMPO

Cuando estoy contigo el tiempo vuela. Traidor que huye en desbandada, sin previo aviso. Intento retenerlo sin éxito y veo cómo se escapa entre mis dedos.

En cambio, cuando tú te vas, el muy cobarde vuelve a mi lado para prolongar los silencios, para eternizar esa soledad que me envuelve cuando tú no estás.

Durante mis noches en vela oigo cómo se desliza muy lentamente, siento su tacto frío, impasible. Pero cuando tú llenas mi cama siento como corre hacia el sol, tiene alas que me llevan veloces a un nuevo amanecer, a un nuevo día sin ti.

Es un amante celoso que sólo me concede unos segundos para estar contigo y, sin embargo, derrocha las horas cuando me tiene a solas.


Caprichoso y autoritario es el tiempo, que desaparece cuando te tengo y me aprisiona cuando te echo de menos.